jueves, 27 de enero de 2011

KANT, LA CRÍTICA DEL JUICIO Y OTRAS CUESTIONES DE SU FILOSOFÍA




Breve interpretación de Kant a partir del planteo de algunos problemas centrales de la primera y tercera[1] Critica en función del status de los diversos modelos cientificos y las diferentes gamas de lo a priori.

Aclaraciones previas:

Tres puntos se tratarán al correr de este trabajo: 1-El rol hubiesen jugado las nuevas ciencias desde la perspectiva del sistema kantiano, en especial las geometrías no euclideas. (Evidentemente Kant no conoció las geometrías no euclideas, pero este breve trabajo es un intento por analizar más de cerca la concepcion kantiana de las ciencias, no sólo desde la perspectiva de la Critica de la Razón pura, ya que en otras obras, también hay elementos para conocer la posición de Kant con respecto a este tema)
2- Enlazado con el punto anterior se trabajará la noción de existencia dentro del sistema kantino, pero fundamentalmente en la C.R.P y por último.
3- Las diferentes gamas de lo a priori, contrastando el a priori determinante y el reflexionante correspondientes a las dos modalidades que toma el juicio en la última gran obra kantiana, la Crítica de la facultad de Juzgar, (aquí nos remitiremos a esta obra como Critica del Juicio)
Debemos aclarar que este último punto será tratado de foma más exaustiva que los anteriores no porque se considere más impotante que los demás sino por la complejidad de la temática y porque de alguna manera la tópica de este último apartado del trabajo permite la comprensión del verdadero pensamiento de nuestro autor y permite tener una visión más acertada de lo que realmente consideraba Kant de las ciencias.
El objetivo central de este trabajo no es el de dar una solución a los complejos problemas planteados, sino el de comprender la importancia de los mismos dentro de una visión sistemática evitando la fragmentación de la filosofía Crítica según la obra que se lea, se busca con respecto a la ciencia desterrar la visión errada que circula de Kant proveniente de interpretaciones simplificadoras que no corresponden con la profundidad de la filosofía trascendental, de que ésta filosofía cobra sentido unicamente si se la entiende al servicio de los modelos científicos en apogeo en la modernidad. Lo central propuesto en este trabajo es realizar una lectura cauta y profunda del autor para adecuarnos a sus genuinas consideraciones respecto este tema, en especial con un filósofo clásico como lo es Kant que indudablemente ha servido de marco teórico para muchos planteos posteriores, Kant ha marcado un antes y un después dentro de la historia de la filosofía, por esta simple razón merece ser interpretado adecuadamente, ajustandonos a la complejidad de su sistema y a la profundidad de su pensamiento.

1- La problemática en torno a las geometrías no euclideas.

Para comenzar con el análisis de este primer punto citaremos algunas afirmaciones con respecto a la centrales afirmaciones de Kant en la C.R.P.
Jesús Mosterín (nombrado comentarista de la historia de la filosofía y la ciencias nos dice, (haciendo referencia al espacio euclídeo en la filosofía kantiana): “...Es la forma que nuestra sensibilidad impone a todo objeto, al percibirlo. No podemos percibir objetos mas que percibiéndolos en el espacio euklídeo. Por eso todos los objetos percibidos necesariamente se conforman a lo que dice la geometría euclídea. El espacio euklídeo y el tiempo absoluto son, en metáfora usual y adecuada, como gafas a través de las cuales vemos todos los objetos de la experiencia”.[2]
Mosterín nos dice en este fragmento (haciendo una interpretación de la postura kantiana) que nuestras facultades cognitivas sólo pueden captar los fenómenos en el espacio euclídeo, siguiendo las consecuencias lógicas que se desprenden de esto, sería imposible para nosotros poder concebir el espacio de otra forma, y por ende las geometrías no euclídeas serían sólo un ejercicio mental, una curiosidad lógica, pero nada más, no podríamos utilizarlas en el espacio, como la geometría euclídea. Penrose otro comentarista de la historia de la ciencias nos dice: “La geometría euclídea no es ni mucho menos la única geometría matemática concebible. La geometría particular que nos ha sido transmitida por Euclídes describe con gran exactitud el espacio físico del mundo en que vivimos, pero no es una necesidad lógica...”[3]
Basandonos en estos fragmentos citados podemos afirmar que el hecho de que el espacio sea una condición de posibilidad de la experiencia y aunque Kant se esté refiriendo al espacio euclideo no se sigue de esto como afirma Penrose que el espacio euclideo sea para Kant una necesidad lógica.
Por los fragmentos citados podemos sentirnos tentados a creer que Kant aunque hubiese conocido otro tipo de geometría, hubiese sido descartada por su sistema.
Penrose continúa hablando de la geometría euclídea, siguiendo con la misma idea. “El hecho de que la geometría euclídea parezca tan precisa para reflejar la estructura del espacio de nuestro mundo nos ha engañado (o a nuestros predecesores) haciéndonos pensar que esta geometría es una necesidad lógica, o haciéndonos pensar que tenemos una comprensión intuitiva innata a priori, de que la geometría euclídea debe aplicarse al mundo en que vivimos. (Incluso el gran filósofo Immanuel Kant afirmaba esto.)”[4]
Kant nunca dijo (a texto expreso) que la geometría euclídea fuera una necesidad lógica, y que fuese impensable otro modelo geométrico, como dice Penrose. Hasta Bertrand Russell en su principal obra “Principios de la matemática” en su intento de refutar la teoría kantiana del tiempo y del espacio nos dice “Pero admitiendo que los razonamientos de la geometría son puramente formales, un kantiano puede sostener aún que una intuición a priori le asegura que no sólo la definición del espacio euclidiano tridimensional entre las definiciones de espacio posible es la única existente, o en todo caso de una cantidad que tiene alguna realidad con existentes, de que carecen otros espacios... esta opinión no interesa en la filosofía de la matemática, ya que la matemática es completamente indiferente al problema de que sus entidades existan o no”[5]. A continuación analizaremos la noción de existencia y su relación con la ciencia y este fragmento citado

2- El status de la existencia y su relación con el punto anterior.

Cabe destacar que el status de la existencia dentro de la filosofía kantiana, no es ontológico sino más bien epistémico, si de algo podemos predicar existencia en la filosofía trascendental kantiana es de fenómenos (objetos, enlazando intuiciones con conceptos, el estricto sentido de representación). La existencia para Kant es una categoría (de modalidad); una condición de posibilidad de la experiencia, no está en las cosas sino en nuestro entendimiento, es claro que el uso que Russell está haciendo, (en el anterior fragmento de “Principios de la matemática”) del término es ontológico cuando en Kant es más bien epistémico, no debemos dejar pasar ese detalle que es como una vértebra en la filosofía kantiana y nos puede dar la clave para hacer una interpretación adecuada del verdadero pensamiento kantiano, por lo tanto si decimos que Kant sólo concedía realidad y existencia al espacio euclídeo lo que afirmamos es que el sujeto puede ser afectado por los fenómenos que se le van a presentar en el espacio euclídeo y que dicho fenómeno (en un sentido estricto, como indeterminado, en el sentido de que aún no han actuado los elementos intelectuales de nuestro entendimiento) se enlazará con un concepto y se formará un objeto que sí tendrá realidad objetiva, y existencia. En relación estricta con la terminología kantiana ni siquiera el espacio euclideo existe, porque como ya dijimos, si la existencia es una categoría de modalidad y ésta sólo se aplica a fenómenos, como el espacio no es un fenómeno sino la condición epistémica por parte de la sensibilidad con respecto a los mismos, por lo tanto tampoco existiría el espacio euclideo, podría entenderse el espacio euclideo como existente si el sentido de existencia también se extendiera a las condiciones trascendentales de nuestras facultades que posibilitan la existencia estricta de las cosas ¿Esto significa que en el sentido de existencia ontológica no puedan haber otras geometrías? NO, en un sentido ontológico de existencia Kant no afirma ni niega nada, tiene que ver con una decisión epistemológica fuertemente fundamentada y que responde a su modelo metafísico, ahora en el sentido que Kant le da a la existencia no hay otra geometría justamente por la intuitividad de la geometría euclídea[6]
Debemos tener en cuenta que dentro del pensamiento kantiano sólo tiene realidad objetiva aquello que nos es dado por intuiciones, sabemos que “los pensamientos sin intuiciones son vacíos, y las intuiciones sin conceptos son ciegas”[7]
esta es la única manera de que haya conocimiento, es por esto que Kant destaca el carácter intuitivo de la geometría euclídea, ¿esto significa, que Kant hubiera rechazado o ignorado otras geometrías? Definitivamente No, lo que significa es que Kant toma una decisión epistémica, y recalca la constructibilidad de la geometría euclídea, Es de fundamental valor lo que Martín nos dice con respecto al pensamiento kantiano en este punto:
“ Kant niega la existencia matemática de un biángulo rectilíneo: como éste es no- contradictorio es lógicamente posible, pero no es construíble ni presentable intuitivamente”[8]
Este criterio demarcatorio ente lo que es y no es conocimiento, lo que existe y lo que no, entre lo cognoscible y lo incognoscible, son criterios que Kant no sólo aplica a las ciencias sino también a la metafísica, y este problema que comienza con Kant continúa con el círculo de Viena, ya que es difícil encontrar el criterio que permita desechar la metafísica pero continuar diciendo algo relevante respecto a las ciencias, si se desecha la metafísica dogmática por carecer de intuiciones, es coherente que se aplique el mismo criterio para las ciencias, sólo serán propiamente ciencias aquellas que proporcionen intuiciones, el hecho de que la metafísica trascendente no proporcione conocimiento y que geometrías no euclídeas tampoco (en el sentido kantiano), puede hacernos pensar que la noción de realidad y existencia dentro de la primera crítica es muy restringida, pero en realidad muestra la precaución del autor con respecto al conocimiento. De todas formas, pensar que Kant respaldaba un sólo modelo científico es hacer una interpretación bastante retardataria del autor, y quizás la primera crítica nos deje esa impresión, pero en la Critica del Juicio Kant introduce un a priori subjetivo propio de una tercera facultad, lo cuál se tratará a continuación.

3- Las distintas gamas de lo a priori: a priori determinante, reflexionante y los problemas que genera el principio de la finalidad.

La facultad de juzgar, (como todos los que medianamente nos hemos introducido en la filosofía trascendental sabemos), es la facultad intermedia entre el entendimiento y la Razón, es el ámbito intermedio entre el dominio de la naturaleza, donde legisla el entendimiento y el domino de la libertad donde legisla la Razón. En esta facultad intermedia Kant ubica al juicio, y las dos modalidades que el juicio puede tomar son determinante y reflexionante, ¿cómo se distinguen estos diferentes juicios? Nuestro autor nos dice que cuando lo universal es dado de tal manera que lo particular se subsume a este el juicio es determinante, como por ejemplo, las categorías, ellas ya son dadas por nuestro entendimiento y la tarea de estas es permitirnos pensar los objetos (obviamente luego del proceso de esquematización[9] que realiza la imaginación con las categorías puras, ya que estas sin la sensibilización dada por el esquema son meras funciones lógicas inaplicables al campo empírico) de manera tal que los conceptos subsuman a las intuiciones. El juicio reflexionante se da cuando lo particular asciende buscando lo universal, su tarea es conectar las experiencias, las leyes particulares empíricas bajo leyes también empíricas pero de mayor jerarquía haciendo posible la noción de ciencia y de sistema. Esto es posible gracias al principio de finalidad, que es un principio trascendental, y por este, Kant nos dice que los objetos son pensados como estando bajo ese principio. Nuestro filósofo es más claro cuando explica esto mismo que venimos exponiendo, “El juicio reflexionante, que tiene la tarea de ascender de lo particular en la naturaleza a lo general, necesita, pues, un principio que no puede sacar de la experiencia, porque ese principio justamente debe fundar la unidad de todos los principios empíricos bajo principios, igualmente empíricos, pero más altos, y así la posibilidad de la subordinación sistemática de los unos a los otros.”[10]
¿Por qué Kant esperó a esta última gran obra para dar cuenta de la conexión de la experiencia? En el contexto de la primera Crítica ¿No debía Kant haber dado cuenta de la conexión de la experiencia? ¿Cómo pueden las categorías aplicarse a la experiencia si esta en realidad no es sino un conjunto fragmentado de representaciones? ¿Se puede hablar de experiencia sin conexión? En el contexto de la Crítica de la Razón pura la unidad de las representaciones provenía de la apercepción trascendental, del yo pienso que “debe poder acompañar todas mis representaciones”, esta apercepción tiene con las categorías la misma interacción que la lógica general con la trascendental en la empresa de la extracción de las categorías de la tabla de los juicios en la deducción metafísica, ahora en la deducción trascendental ese yo pienso se relaciona con las categorías siendo uno (el yo pienso) la unidad de las otras (las categorías) y viceversa, ¿por qué Kant retoma el tema de la unidad de la naturaleza si esto ya estaba resuelto en la primera crítica con la doctrina de la apercepción trascendental? La respuesta es que simplemente este tema no estaba resuelto, no debemos pasar por alto que el yo pienso del que Kant habla no es un yo empírico que pueda auto conocerse tal como el cogito cartesiano[11], el yo kantiano es un yo lógico y formal, por lo tanto no se trata de la unidad empírica de las representaciones sino de la síntesis lógica o intelectual que se da entre esta apercepción y las categorías como funciones lógicas, y la apercepción y las representaciones, esa apercepción o síntesis primitiva como Kant la llama en el complejo & 10[12] que es condición de posibilidad de toda síntesis. Teniendo en cuenta esto último es entendible e indispensable la unificación de las representaciones para la conformación una experiencia, es importante que señalemos que mientras que la modalidad del juicio que se manifiesta en la apercepción trascendental es determinante ya que nuestra forma de conocer ya está constituida y no podemos cambiarla, el principio de la finalidad que Kant plantea como una novedad y un elemento exclusivo de esta facultad intermedia se presenta como trascendental porque la unidad de las leyes particulares no proviene de la experiencia y en ese sentido es a priori ya que lo que no procede de la experiencia es a priori pero en oposición a lo a priori determinante es a priori subjetivo esto significa e implica que la necesidad que mana de este nuevo principio también es una necesidad diferente a la que Kant nos tiene acostumbrados al correr de sus obras, evidentemente la noción de trascendentalidad ha sido trastocada en este principio, mientras que la fuente de la objetividad en la primera Crítica procedía del sujeto trascendental, en este principio se da una trascendentalización del sujeto psicológico, y esto lo podemos apreciar en el hecho de que no podemos elegir si categorizar o no con las doce categorías descriptas, pero el sujeto podría no darse a si mismo este principio por el cual concibe a la naturaleza con la organicidad con la que la concibe y así podría no existir ciencia, no es impensable un mundo sin ciencia. (Aunque si es deseable o no es un asunto que excede los limites de este trabajo.)
Pero este nuevo principio, aunque plantee difíciles problemas que seguiremos desarrollando no llega a complicar todo el sistema crítico sino que incluso Kant los postula hasta con la esperanza de solucionar ciertos puntos que parecían sin solución, Vg. El problema de la inducción que quedó evidenciado en la filosofía humeana de la cuál Kant es heredero pero que queda indisoluble en la introducción de la C.R.P, ya que no hay diferencia aparente en esta sección de la primera Crítica entre los juicios sintéticos y los meramente inductivos, el juicio reflexionante permite dar alternativa a este problema ya que las leyes empíricas que parecen contingentes y que parecen surgir por una mecánica repetición de casos son en realidad posible gracias a este nuevo principio surgido de la reflexión, no sólo Kant parece haber encontrado solución a tan engorroso problema sino que también cobra pleno sentido el cómo son posibles los juicios sintéticos a priori. A pesar que para dar cuenta de la ciencia y de la ley empírica Kant planta esta nueva gama de a priori, (el a priori subjetivo) y que se pulen algunas cuestiones no nos liberamos de los cuestionamientos anteriores, nos seguimos preguntando ¿cómo es que pueden aplicarse las categorías a representaciones inconexas? ¿Es posible obtener representaciones sin que el material empírico se presente ordenado? Evidentemente hay elementos que nos hacen sospechar que el principio de finalidad ya está supuesto en la primera crítica aunque no especificado, (algo muy extraño en un filosofo como Kant, crítico aunque a veces críptico, por más que trata de especificar y explicitar sus supuestos y aclarar su compleja terminología)
Aunque si bien Kant no habló en la primera Crítica del principio de finalidad si se remitió al rol de la reflexión dentro del conocimiento. En la segunda parte de la dialéctica trascendental en la sección “Nota sobre la anfibología de los conceptos de reflexión” Kant nos dice que los conceptos pueden compararse entre sí sin necesidad de remitirse a ningún objeto, pero si con esos conceptos queremos ir a los objetos se requiere primeramente de la reflexión trascendental, ¿Porqué esta es tan necesaria? Kant nos dice en esta sección de la obra. “Sin esta reflexión hago un uso muy inseguro de estos conceptos y surgen supuestos principios sintéticos que la razón crítica no puede reconocer, y que se fundan meramente en una anfibología trascendental, o sea en una confusión del objeto del entendimiento puro con el fenómeno.”[13] Aunque la reflexión tenga un lugar dentro de la primera Crítica no es claro como el principio de finalidad que tiene su origen en el juicio reflexionante puede ser trascendental, y que tipo de necesidad encierra, ya que Kant dice: “En la naturaleza, pues, con relación a sus leyes meramente empíricas, tenemos que pensar una posibilidad de infinitas diversas leyes que para nuestra investigación, por tanto son contingentes (no pueden ser conocidas a priori), y en cuya relación juzgamos como contingente la unidad de la naturaleza, según leyes empíricas, y la posibilidad de la unidad de la experiencia como un sistema, según leyes empíricas”[14] Se trata de un principio que es trascendental, y como todo lo trascendental también a priori, pero como ya dijimos es un a priori subjetivo, ya que este principio aunque es trascendental porque para organizar la empírie no toma nada de la misma no es reconocido por el entendimiento como necesario, Kant nos dice, con respecto a este principio “... Por tanto lleva consigo necesidad, aunque nosotros, por la condición y las limitaciones de nuestras facultades de conocer, no vemos absolutamente esta necesidad...”[15] también dice que aún hasta las leyes empíricas son necesarias por este principio de la finalidad que no vemos como necesario. ¿Cómo Kant puede sentirse habilitado a reconocer este principio como a priori si nuestro propio entendimiento no lo reconoce como tal?. Pero lo que aumenta nuestra perplejidad es que nuestro autor afirma que este principio no es un principio de conocimiento, y en realidad si pensamos que este principio unifica lo que ya está es muy clara y evidente esta afirmación, pero si planteamos el asunto de manera que para que exista propiamente una experiencia es necesario de este principio de la reflexión entonces sólo sobre la base de esta unificación es posible el conocimiento: “Pero si nos planteamos así la cuestión es defendible la tesis de que tampoco la aplicación de las categorías puede ser posible sin presuponer la unidad de la naturaleza y una disposición de lo suprasensible y que, por lo tanto. Todo el dispositivo trascendental determinante pende entonces de un a priori reflexionante sin el cual no podría diseñarse la filosofía crítica”[16] Así planteada la cuestión hay una contradicción entre la afirmación kantiana de que este principio no contribuye al conocimiento y el hecho de que no es posible que se apliquen las categorías a una “experiencia” inconexa y por ende que el principio de la finalidad es fundamental para en conocimiento, pero esta interpretación crea otro inconveniente, que si el principio de la finalidad cobra esta importancia entonces ya no pertenecería al juicio reflexionante, ya que el juicio reflexionante no determina el conocimiento[17]. Además si este principio posibilitara a las categorías (recordemos que estas son las condiciones de posibilidad de que pensemos los objetos) surge la extraña afirmación de que este principio al que Kant pretende darle un status meramente heurístico se vuelve condición de la condición de posibilidad de la experiencia.

Reflexiones finales

En esta exposición hemos pasado por tres puntos neurálgicos, partiendo del status que hubiesen tenido las nuevas ciencias en la filosofía trascendental, analizamos brevemente la noción de existencia dentro de este gran sistema (tocando transversalmente el engorrosísimo pero fascinante problema de la cosa en sí, que merece todo un análisis a parte) para culminar con las distintas gamas de lo a priori y señalando las delicadas custiones de la tercera Crítica de Kant. Como se habrá notado todo nuestro análisis versó sobre la teoría del conocimiento kantiana y al centrarnos en la última Crítica lo hemos hecho para contrastarla con la primera, tratando de juntar (aunque no hacer encajar) algunas partes del rompecabezas trascendental. Con respecto al primer punto podemos decir que Kant negaría la existencia matemática a los conceptos de la geometría no euclídea por su carencia de intuitividad, y es por el carácter intuitivo de la geometría euclídea que Kant la valora, esto responde a su pensamiento filosófico, no a un rechazo a estas geometrías, o a que Kant hubiese podido pensar que no tenían sentido, (evidentemente si las hubiese conocido) es imaginable una figura de mil lados, podemos pensarla y no hay ningún impedimento lógico en algo como eso, pero no es construíble, por ende no es representable, no tiene existencia matemática, podemos tener un concepto de ello, pero nunca una intuición, por ende es sólo un ente del entendimiento sin enlace con la sensibilidad, carente de realidad objetiva. Es importantísimo reclacar que en el pensamiento kantiano es un gran avance que la ausencia de contradicción sea necesaria pero no suficiente para que exista un genuino conocimiento, esto es un avance con respecto al pensamiento leibniziano, si pensamos en las antinomias de la razón, cada tesis es en sí misma no contradictoria, la explicación de la escolastica de que el mundo tuvo un principio temporal, en si misma no es contradictoria, pero hay tantos argumentos para afirmar esta tésis como su antitética, al ser el principio de no contradicción un principio lógico, y al ser la lógica la ciencia del entendimiento en general, jamás puede ser sufienciente este principio para asegurarnos el genuino conocimiento, todos los elementos del enendimiento aislados de la sensiblidad son completamente inoperantes. “la razón aislada nada puede conocer”. Hay aspectos en los que Mosterín y Penrose pueden tener razón con respecto a la concepción kantiana, pero el posible pensamiento de Kant con respecto a estas geometrías no se deben a su ignorancia o simpatía a la geometría euclídea, sino una decisión epistemológica muy bien fundamentada, quiero aclarar que aunque manteniendo las premisas básicas del sistema kantiano las nuevas ciencias no tendrían lugar ese “no lugar” no se fundamenta en una arbitrariedad ni en una imposibilidad lógica (como alguno de los autores trabajados han señalado) sino en una carencia de intuición, la constructibilidad y la intuitividad de la ya conocida geometría son el criterio que nuestro autor utiliza para fundar su decisión epistémica y metafísica, la pretensión kantiana era evitar que se excediera la experiencia y por esta razón no concedió realidad objetiva a ninguna otra ciencia que las ya conocidas, puede parecernos muy radical la postura kantiana, y con esto podemos decir con respecto al segundo punto de esta exposición que para comprender esto es escencial la noción de existencia que en Kant tiene un fuerte sentido epistémico restandole fuerza a lo que podria ser un planteo ontológico, debemos comprender la gran necesidad kantiana por salvar a la filosofía de su comprometida situación (y creemos que lo logró y con éxito.) Es claro que por más que un pensamiento filosófico trascienda, como lo ha hecho el pensamiento de Kant, hay muchas problemáticas que responden a una época y a una situación determinada, criticar una postura filosófica desde una época completamente distinta es descontextualizar elementos que sólo cobran sentido en una determinada historia. Las mejores críticas son aquellas que nacen del propio sistema y no desde otra perspectiva, en realidad sólo un problema dentro de la Crítica de la Razón Pura se vuelve una verdadera crítica ya que partiendo de las premisas del sistema generan problemas y este es el del estatus de la cosa en sí y el problema de la afección. En la Crítica del Juicio Kant se muestra más flexible con las ciencias, ya que no será una sola ley la exclusiva, pero esa flexibilidad desaparece si consideramos que el principio de finalidad es para Kant trascendental, se abre nuevos problemas, (ya planteados), ya que ¿Cómo podemos saber que ese principio es trascendental si nuestro entendimiento no lo ve como tal?
Aquí Kant redobla la apuesta ahora no sólo las condiciones de posibilidad de la experiencia serán necesarias sino también las leyes empíricas que el entendimiento en absoluto ve como necesarias, esto crea grandes problemas al conocimiento, este principio se nos impone ¿al conocerla o para conocerla? (a la naturaleza) Si descubro el principio de finalidad mientras conozco la naturaleza y las categorías pueden realizar su tarea sin necesidad de mediación reflexiva alguna no es necesario en absoluto este principio y además el principio deja de ser trascendental, a partir de la emperie derivo el principio, de lo contrario si actúo como si la naturaleza actuara según este principio y como si la naturaleza se acomodase a nuestras facultades de conocimiento, y presupongo este principio para poder conocer la naturaleza entonces evidentemente este principio está más que involucrado en la empresa cognitiva y no se origina en la reflexión, las categorías dependen de este nuevo a priori, que evidentemente es mucho más precario que el a priori determinante ya que el entendimiento no puede registrar su necesidad. Toda la problemática es claramente expresada en el siguiente fragmento: “El punto aquí es que si no es posible organizar experiencias de un modo sistemático, es decir organizarlas de modo que sin esa organización no sea posible el conocimiento, entonces el principio debería ser un principio determinante. ¿Por qué no puede serlo? Porque solamente hay dos posibilidades: o el principio determinante establece la necesidad de la ley particular volviéndola por tanto una ley a priori, y entonces anula la diferencia entre principios y ley empírica, lo que significa la pérdida de todo el sentido de la empresa kantiana en la medida en que anular la diferencia entre los principios y ley empírica supone una racionalidad universal acerca de la que solamente es necesario explicar por qué una parte de ese conocimiento queda velada bajo la forma de conocimiento empírico. O, de un modo más cauto, la otra opción que podría ocurrírsenos desde una perspectiva kantiana consistiría en hacer de ese principio un principio que sólo determine que en las leyes particulares sólo la forma es a priori, es decir que no son necesarias cada una de ellas pero sí es necesario que el conjunto de esas leyes tenga una forma que las enlaza sistemáticamente.”[18] Además cabe destacar que la finalidad en la naturaleza no se puede afirmar, sino que el sujeto se da a sí mismo este principio para el conocimiento de la naturaleza (por eso es un a priori subjetivo), no se trata de afirmar que efectivamente la naturaleza tenga un fin que actúe conforme dicho fin, sino que se trata como el mismo Kant lo dice de “... La única manera como nosotros hemos de proceder en la reflexión sobre los objetos de la naturaleza con la intención puesta en una experiencia general y conexa”[19]
El problema con el principio de la finalidad no es que no podamos probar su existencia ya que en la Crítica de la Razón Práctica y en la Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres la libertad es una hipótesis de trabajo, ya que si podemos realizar acciones morales es porque hay libertad, la libertad entonces es condición de posibilidad de que el ser humano pueda realizar acciones morales, la libertad radica en poder romper con las cadenas causales, pasar del plano fenoménico al noumenal de manera que actuemos por deber como si nuestra voluntad fuera un elemento más de la naturaleza, como si no pudiéramos actuar de otro modo más que por deber, ese como si tan propio de Kant nos muestra la esencia de los argumentos trascendentales que han marcado una forma de filosofar, la libertad es un postulado de la Razón práctica, el principio de finalidad muestra nuestra forma de proceder frente a la naturaleza, el problema no es probar la existencia de tales principios, el problema con el principio de finalidad radica en que ni nuestro entendimiento lo registra como necesario, el mismo Kant aclara que no es un concepto de la libertad ni de la naturaleza, sólo queda aplicar la cuña trascendental, partimos de la existencia de las leyes particulares empíricas, no podemos negar que a lo largo de la historia se han planteado modelos científicos (física aristotélica, en la época de Kant la newtoniana, einsteniana en nuestros días[20]) constituidos de leyes particulares que se concatenan sistemáticamente mostrando una organicidad que pareciese ser una mimesis de la organicidad que se nos presenta en la naturaleza, si la naturaleza se nos presenta como conexa, entonces debe haber un principio que haga que concibamos la naturaleza como si respondiera a un fin. Nuestro famoso principio de la finalidad.

No pretendimos resolver estos complejos asuntos, sino señalar las problemáticas y hacer una lectura adecuada a la complejidad del autor, no podemos concebir el pensamiento de Kant como un pensamiento retardatario, su concepción con respecto a las ciencias, no es tan claro como para decir que nuestro filosofo sólo escribía para justificar la geometría euclídea y la física newtoniana, nos introducimos en la Crítica de la facultad de Juzgar, para mostrar como no podemos quedarnos con la visión estática que nos deja un a priori universal y necesario, Kant no ignora las leyes empíricas, la cuestión es que las reconoce y también las vuelve necesarias. En realidad no es necesario el contenido de cada una de las leyes empíricas o modelos científicos constituidos por estas leyes particulares, lo que si es necesario es que para que el científico pueda elaborar dichos modelos debe suponer la sistematicidad de la naturaleza, aquí como ya hemos dicho anteriormente se evidencia la diferencia con el a priori determinante, puedo concebir al mundo como un mero azar y no existir modelo científico alguno pero no puedo dejar de aplicarle las categorías a los objetos para pensarlos y la prueba está que, los conciba como respondiendo a un fin o como fruto de un azar inexplicable los estoy pensando. Fló nos dice: “En la introducción de la CFJ (IV) dice Kant que las leyes contingentes deberán ser consideradas como necesarias por el principio de unidad de lo diverso, aunque este principio de unidad de lo diverso, aunque este principio nos sea desconocido, y es “un principio que no se puede sacar de la experiencia porque ese principio es el que debe fundar la unidad de todos los principios” y por lo tanto se trata de una condición general para en conocimiento. Pero casi enseguida señala que es un principio que establece las condiciones según las cuales nosotros tratamos de adquirir un concepto de la naturaleza, lo que así formulado parece transformarlo en un principio solamente heurístico”[21]


Sólo algo podemos afirmar con seguridad, y es que la profundidad y complejidad de los problemas tratados y de la filosofía trascendental en general no es susceptible de interpretaciones reduccionistas y simplificadoras, hemos mostrado con cierta rigurosidad el porque de esta conclusión.




[1] Los problemas tratados en este trabajo con respecto a estas obras apuntan, a las geometrías no euclídeas, a la noción de existencia y a las diferentes gamas de lo a priori, la primer noción es un elemento disparador para conocer el verdadero tratamiento de Kant hacia los modelos científicos, no se tratará en este trabajo (como se dirá posteriormente) el problema de la cosa en sí, (que aunque se considera el más importante de la primera crítica y que podría causar el derrumbe de la filosofía Crítica es intrínsecamente de una relevancia imposible de abordar en este breve trabajo.) No se trataran cuestiones sobre el juicio del gusto y ni estética, todo lo tratado se encuadra dentro de una perspectiva gnoseológico- metafísica.
[2] Mosterín; Jesús: Conceptos y teorías en la ciencia, “Kant como filósofo de la ciencia” Cáp.4 Pág.94 Es importante que tengamos en cuenta que la usual metáfora de las gafas no está libre de objeciones y que puede traer dificultosas consecuencias en relación con el sistema kantiano en general. Henry Allison en su obra, El idealismo trascendental de Kant: una interpretación y defensa, analiza profundamente y de forma muy particular esta cuestión y dice: “...Consideramos brevemente la desafamada analogía de los lentes de color, la cual es usada frecuentemente para interpretar la tesis kantiana de que el espacio es una forma de la sensibilidad humana, y que sugiere fuertemente la objeción de la alternativa inadvertida” (p. 188) Esta alternativa inadvertida consta en que “Después de todo, ¿por qué no sería posible que el espacio fuera tal forma y que, al mismo tiempo, las cosas en sí fueran espaciales o estuvieran en el espacio? (p.184) Las consecuencias que implica esta alternativa inadvertida (que está supuesta en esta famosa metáfora de las gafas) son que si admitimos esta alternativa se viola la expresa afirmación de Kant de la incognoscibilidad de la cosa en sí, la objeción de la alternativa inadvertida ha sido planteada por numerosos y eminentes estudiosos de la filosofía kantiana como Kemp Smith, pero en definitiva las interpretaciones sobre Kant están estrechamente relacionadas con la línea de pensamiento a la que adhiera el comentarista, sabemos que Allison defiende el idealismo trascendental y Kemp Smith, Paton, Strowson y otros defienden un realismo más fuerte de lo que Kant estaría dispuesto a admitir. Ser justos con el pensamiento kantiano es muy difícil ya que todos los comentaristas tienen sus razones apoyadas en los textos kantianos para defender sus tesis. Citamos estos fragmentos de la obra de Allison para no dar por sentada la metáfora de las gafas que deforman el pensamiento de nuestro filósofo más de lo que contribuye a su correcta interpretación.
[3] Penrose; Roger: La nueva mente del emperador. “Geometría euclídea” Pág. 204
[4] Ídem.
[5] Russell, Bertrand, Principios de la matemática Cáp. LII “teoría kantiana del espacio” Pág. 517
[6] Cabe aclarar que Kant habla de otra experiencia no humana en la cuál es posible otro tipo de sensibilidad, una sensibilidad donde sus actividades ordenadoras no sean espacio y tiempo, queda abierta esa posibilidad y de esta posibilidad surge la noción de nóumeno en sentido positivo. Lo importante es que pueden haber otras ciencias distintas a las nuestras adaptadas a esas facultades distintas a las humanas. Obsérvese que acabamos de nombrar solamente la sensibilidad como posibilidad de que sea distinta en otro individuo no humano, no así las doce categorías que deben ser las mismas para todo ser racional, ya que las categorías como ya sabemos por la deducción metafísica, son extraídas por Kant de la tabla aristotélica de los juicios, esta extracción está fundamentada en la interacción de la lógica general y la lógica trascendental, y la lógica para Kant como lo dice en el segundo prólogo de esta obra es una ciencia que desde Aristóteles fue una ciencia acabada, que no tuvo que dar un paso atrás ni adelante. Evidentemente estos son obnubilamientos de la época.
[7] Kant, Immanuel, Crítica de la Razón pura, (en adelante C.R.P) Pág. 226, Losada 2003
[8] Martin G; Ontología y Epistemología. Cáp1 “el ser del espacio y del tiempo” Pág. 34. Facultad de filosofía y Humanidades, Universidad nacional de Córdoba, Bs.As, 1961
Debemos ser justos con nuestro filósofo y cuestionarnos sí Kant hubiese considerado como geometrías a estas nuevas (y llamadas por nosotros hoy en día) geometrías. Ya que una ciencia para Kant debe poder construir sus objetos en la intuición, si las geometrías no euclídeas no pueden darnos una intuición entonces no serían ciencias. Martín nos dice con respecto a esto: “La cuestión de sí debemos llamar geometría a lo no-contradictorio que va más allá de la geometría euclidiana es sólo una cuestión terminológica. Seguramente Kant habría vacilado en atribuir a esos, como él llama, puros entes de razón el nombre de geometría, pero, los usos lingüísticos ya han optado por esta alternativa, no encuentro inconvenientes de principio en utilizar ese término en Kant” (p.35)
[9] Alejandro Vigo plantea en su artículo “Reflexión y juicio” que incluso en el esquematismo hay mediación reflexiva, por lo tanto el papel de la reflexión tanto en la primera Crítica como en la tercera es más importante de lo que parece a simple vista.
[10] Kant. Critica del Juicio (en adelante C.D.J) Introducción Cáp. IV Pág. 195 Traductor, García Morente.
[11] Con respecto a la diferencia entre el cogito cartesiano y el yo pienso kantiano es interesante remitirnos a la “refutación del idealismo” donde Kant critica a Descartes de idealista problemático. Según Allison la base de ese idealismo está en la confusión por parte de Descartes del plano empírico con el plano trascendental. Para profundizar en este aspecto, remítase a la obra de Allison citada en la segunda nota al pié de página.
[12] Que según Roberto Torretti en su obra sobre Kant llama este parágrafo un parágrafo bisagra entre la deducción metafísica y la deducción trascendental. (Véase Torretti, R; Manuel Kant, Estudio sobre los fundamentos de la filosofía crítica, 2ª ed, Charcas, Bs.As, 1980.)
[13] Kant; C.R.P, Pág. 401. Losada, Bs.As. 2003; para el análisis de esta parte de la obra es ampliamente recomendado el artículo de Vigo ya nombrado en la cita a pié de página número 8
[14] Kant; C.F.J, Pág.197.
[15] Ídem.
[16] Juan Fló; Papeles de trabajo: Notas para una lectura sintomática de la Crítica de la Facultad de Juzgar; Pág. 6. Universidad de la República, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2005
[17] Para estudiar más profundamente la relación entre el juicio reflexionante y determinante se recomienda el material de Alejandro Vigo; Determinación y reflexión. Aquí el autor defiende la tesis de la primacía de actos reflexivos en relación con los determinantes, argumentando que no sólo los actos reflexivos se presentan en ausencia de procesos de determinación sino que son fundamentales aún cuando estos están presentes.
[18] Op. Cit. Pág. 7
[19] Kant, C.D.J, Pág. 198
[20] No queremos dar a entender que al igual que la física aristotélica, la newtoneana a perdido su vigencia y ha sido remplazada por la física de Einstein, como ya sabemos ambos modelos físicos siguen en vigencia en la actualidad aunque aplicables en diferentes ámbitos al igual que lo que ocurre con las geometrías no euclideas y la euclidea, no podemos decir que una sustituyo a la otra, ya que para nuestras medias cotidianas es de gran utilidad la clásica geometría y para medidas astronómicas entran en juego estas tan cuestionadas nuevas geometrías.
[21] Op. Cit. Pág. 7

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